miércoles, 29 de agosto de 2012

El suicidio económico de Europa

La pasada primavera Paul Krugman, premio Nobel de Economía publicaba este interesante artículo que se está haciendo realidad día a día:

La semana pasada, The New York Times informaba de un fenómeno que parece extenderse cada vez más en Europa: los suicidios “por la crisis económica” de gente que se quita la vida desesperada por el desempleo y las quiebras de las empresas. Era una historia desgarradora, pero estoy seguro de que yo no era el único lector, especialmente entre los economistas, que se preguntaba si la historia principal no será tanto la de las personas como la de la aparente determinación de los líderes europeos de cometer un suicidio económico para el continente en su conjunto.

Hace solo unos meses albergaba algo de esperanza respecto a Europa. Es posible que recuerden que a finales del pasado otoño Europa parecía estar al borde de la crisis financiera, pero el Banco Central Europeo, homólogo europeo de la Reserva Federal estadounidense, acudió al rescate. Ofreció a los bancos europeos unas líneas de crédito indefinidas siempre que presentaran bonos de los Gobiernos europeos como garantía, lo que ayudó directamente a los bancos e indirectamente a los Gobiernos, y puso fin al pánico.

La cuestión por aquel entonces era saber si esta acción valiente y eficaz sería el inicio de un replanteamiento más amplio, y si los líderes europeos usarían el oxígeno que el banco había insuflado para reconsiderar las políticas que llevaron las cosas a un punto crítico en primer lugar.
Pero no lo hicieron. En vez de eso, persistieron en sus políticas y en sus ideas que no dieron resultados. Y cada vez resulta más difícil creer que algo les hará rectificar el rumbo.

Piensen en la situación en España, que actualmente es el epicentro de la crisis. Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una depresión en toda regla, con una tasa de desempleo total del 23,6%, comparable a la de EE UU en el peor momento de la Gran Depresión, y con una tasa de paro juvenil de más del 50%. Esto no puede seguir así, y el hecho de haber caído en la cuenta de ello es lo que está incrementando cada vez más los costes de financiación españoles.

En cierta forma, no importa realmente cómo ha llegado España a este punto, pero por si sirve de algo, la historia española no se parece en nada a las historias moralistas tan populares entre las autoridades europeas, especialmente en Alemania. España no era derrochadora desde un punto de vista fiscal; en los albores de la crisis tenía una deuda baja y superávit presupuestario. Desgraciadamente, también tenía una enorme burbuja inmobiliaria, que fue posible en gran medida gracias a los grandes préstamos de los bancos alemanes a sus homólogos españoles. Cuando la burbuja estalló, la economía española fue abandonada a su suerte. Los problemas fiscales españoles son una consecuencia de su depresión, no su causa.

Sin embargo, la receta que procede de Berlín y de Fráncfort es, lo han adivinado, una austeridad fiscal aún mayor.
Esto es, hablando sin rodeos, descabellado. Europa ha tenido varios años de experiencia con programas de austeridad rigurosos, y los resultados son exactamente lo que los estudiantes de historia les dirían que pasaría: semejantes programas sumen a las economías deprimidas en una depresión aún más profunda. Y como los inversores miran el estado de la economía de un país a la hora de valorar su capacidad de pagar la deuda, los programas de austeridad ni siquiera han funcionado como forma de reducir los costes de financiación.

¿Cuál es la alternativa? Bien, en la década de 1930 —una época cuyos detalles la Europa moderna está empezando a reproducir de forma cada vez más fiel— el requisito fundamental para la recuperación fue una salida del patrón oro. La medida equivalente ahora sería una salida del euro, y el restablecimiento de las monedas nacionales. Pueden decir que esto es inconcebible, y que sin duda alguna sería enormemente perjudicial tanto económica como políticamente. Pero lo que es realmente inconcebible es mantener el rumbo actual e imponer una austeridad cada vez más rigurosa a países que ya están sufriendo un desempleo de la época de la Depresión.

Por eso, si los líderes europeos quisieran realmente salvar al euro estarían buscando un rumbo alternativo. Y la forma de dicha alternativa es en realidad bastante clara. Europa necesita más políticas monetarias expansionistas, en forma de buena disposición —una buena disposición anunciada— por parte del Banco Central Europeo para aceptar una inflación algo más elevada; necesita más políticas fiscales expansionistas, en forma de presupuestos en Alemania que contrarresten la austeridad en España y en otros países en apuros de la periferia europea, en vez de reforzarla. Incluso con esas políticas, los países periféricos se enfrentarían a años de tiempos difíciles, pero al menos existiría alguna esperanza de recuperación.

Sin embargo, lo que estamos viendo en realidad es una falta de flexibilidad absoluta. En marzo, los líderes europeos firmaron un pacto fiscal que establece de hecho la austeridad fiscal como respuesta ante todos y cada uno de los problemas. Mientras tanto, los principales directivos del banco central insisten en recalcar la voluntad del banco de aumentar los tipos a la más mínima señal de una inflación más elevada.
Por eso resulta difícil evitar una sensación de desesperación. En vez de admitir que han estado equivocados, los líderes europeos parecen decididos a tirar su economía —y su sociedad— por un precipicio. Y el mundo entero pagará por ello.

Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008, es catedrático de la Universidad de Princeton.

domingo, 19 de agosto de 2012

Ya es posible imprimir un libro en una molécula de ADN.

Los científicos encontraron un nuevo método para aprovechar el material genético que los seres vivos usamos como base de datos desde hace 3.000 millones de años, el ADN.
Especialistas de la Universidad de Harvard (EE.UU.) 'imprimieron' un libro en una molécula de ADN. Un gramo de ácido desoxirribonucleico (ADN) podría almacenar hasta 455.000 millones de megabits, lo que equivaldría a unos 100.000 millones de DVD. Los genetistas estadounidenses lograron almacenar en una molécula de ADN 5,27 megabits de datos, más exactamente, un texto que contiene unas 53.500 palabras y 11 imágenes. Ha sido el almacenamiento de datos más compacto que existe actualmente en el mundo: 5,5 petabits (5,5*1015 bits) por milímetro cúbico.

‘Imprimen’ un libro en una molécula de ADN

Lo más sorprendente es que lograron no solo ‘escribir’ el libro, sino también leerlo con ayuda de Illumina HiSeq, un dispositivo convencional de secuenciación de ADN (la secuenciación es una técnica bioquímica cuya finalidad es determinar el orden de los nucleótidos -A, C, G y T- en un oligonucleótido de ADN).
En el texto decodificado los genetistas George Church y Sriram Kosuri encontraron solo 10 errores. La tecnología que les permitió conseguir este resultado fue un algoritmo informático que inventaron en el que asignaban cada nucleótido del ADN a los '0' y '1' de un sistema binario -adenina A y citosina C designaban el '0' y la guanina G y la timina T eran el '1' lógico-. Separaron los datos en partes iguales y ‘grabaron’ en fragmentos cortos del ADN. Cada bloque de este tipo contenía 96 bits de datos, la dirección del bloque y dos fragmentos de 22 bits cada uno que codificaban el inicio y el fin del extracto informativo. Para grabar la información, una impresora de inyección sintetiza los nucleótidos separados en bloques. Al tener cada bloque su dirección propia, permite almacenar los datos en forma de un oligonucleótido -una mezcla de secuencias cortas de nucleótidos-, en vez de una secuencia única de ADN.
Este método permite almacenar un volumen de información casi infinito. Otra ventaja indudable de la fórmula es que el ADN puede mantener la información en un estado legible durante, al menos, 40.000 años, según demuestra la lectura de los genomas del mamut. Es muy poco probable que un chip, de cualquier material de los ahora conocidos con el que se fabrique, sea capaz de durar tanto.

http://actualidad.rt.com/ciencias/view/51766-imprimen-libro-molecula-adn

sábado, 18 de agosto de 2012

El fin del mundo en el 2012

Nos acercamos a la fecha y las especulaciones sobre 2012 no paran. He rescatado este artículo publicado en el 2009 para refrescarnos la memoria sobre ciertos aspectos de este "bulo".

Cómo consigue una mentira absolutamente increíble expandirse como la pólvora y convencer a miles de personas en todo el mundo a pesar de que no cumple ni una sola verdad científica? Desde hace unos meses, el absurdo bulo de que el mundo se acaba en 2012 por un cataclismo cósmico circula sin control por internet en webs de contenido pseudocientífico. Ninguno de sus planteamientos tiene sentido -echa al traste leyes universales e incluso se saca de la chistera, sin ningún rubor, un misterioso planeta oculto-, pero como no faltan crédulos dispuestos a confiar en el primer planteamiento absurdo que se les proponga, el movimiento pro Armagedón se ha convertido en una gran bola de nieve. Esa locura colectiva ha llegado a las puertas de la NASA.Como adelantó ABC.es hace unos días, uno de los especialistas de la agencia espacial, el astrobiólogo David Morrison, un experto de renombre mundial en el sistema solar, ha tenido que salir a escena para aclarar que, aunque el mundo tiene muchas tristes razones para irse a pique, no hay ninguna señal de que ocurrirá precisamente en esa fecha, y mucho menos por un choque planetario o algo semejante. El especialista expone sus razones, perfectamente argumentadas, en una web muy recomendable. Entonces, ¿qué intereses ocultos hay detrás del engaño? ¿Y cómo se ha montado esta especie de marketing viral? ¿No echan de menos que no haya mencionado hasta el momento la recién estrenada superproducción de Hollywood «2012»? Por supuesto. Aquí está una de las claves del asunto. Pero empecemos por el principio:
Según cuenta Morrison en su artículo, el origen de la extraña predicción de que la Tierra estallará en diciembre de 2012 se sitúa en los libros de ciencia ficción sobre la civilización mesopotámica del escritor Zecharia Sitchin(The Twelfth Planet, 1976). Sus historias hablan de Nibiru, un planeta supuestamente descubierto por los sumerios que orbita alrededor del Sol cada 3.600 años. A raíz de esta fantasía, una mentalista aseguró en su día en su web Zetatalkque los habitantes de un planeta que gira alrededor de la estrella Zeta Reticuli la habían advertido de que el Planeta X o Nibiru iba a chocar contra nosotros en 2003. Como obviamente no sucedió nada, la hecatombe fue trasladada a diciembre de 2012. Mucho más tiempo para vivir del cuento. Curiosamente, no ha sido hasta hace poco que estas fábulas se han relacionado con el hecho de que el calendario maya finalice en el sosticio de invierno dentro de tres años.
Imposible esconderloLa superstición ha calado hondo. Morrison ha recibido alrededor de un millar de mails y cartas de personas que de verdad se creen que existe Nibiru y que entraña peligro para la Tierra. Hasta le llegan a preguntar por qué los gobiernos y la NASA tratan de esconder al público esta amenaza. Para los científicos, la historia no tiene ni pies ni cabeza. Para empezar, ningún satélite ni sonda de observación ha dado nunca con ningún Nibiru y aunque las autoridades quisieran ocultarlo, hay miles de organizaciones astronómicas y aficionados en todo el mundo que antes preferirían quemar sus telescopios y gritar que la Tierra es el centro del Universo a callarse tremendo descubrimiento. Sería imposible. «Un planeta así en nuestro sistema solar habría sido conocido desde hace mucho tiempo, por observación directa por infrarrojos o por las perturbaciones gravitacionales en otros objetos», explica el científico.
El astrobiólogo asegura que la gran mayoría de las fotos y vídeos colgados en internet del dichoso Nibiru cerca del Sol, aparentemente respaldando la idea de que el planeta ha estado oculto por el Astro rey durante muchos años, se tratan en realidad de «falsas imágenes del Sol causadas por reflejos internos de las lentes, llamadas a menudo llamaradas de la lente». Según señala, el efecto aparece aún más claro en los vídeos y es el mismo que se observa en fotografías de supuestos ovnis tomadas de noche con una luz muy fuerte.
Supervivencia de la HumanidadAhora hablemos de negocios. El rumor del fin del mundo en 2012 ha venido muy bien a una serie de aprovechados. Actualmente hay 400 libros que hablan sobre el tema en Amazon(vamos a suponer que algunos títulos quieren desenmascarar a los timadores) y las webs sobre el asunto se han multiplicado como setas. La más flagrante, según denuncia Morrison, ha sido una falsa web de ciencia lanzada por los promotores del filme «2012». El sitio, un montaje publicitario, aseguraba haber sido creado por una ficticia Institución para la Continuidad Humana, dedicada a la investigación científica con una única misión: la supervivencia de la Humanidad. El contenido se las trae: asegura que el Instituto fue fundado en 1978 por líderes internacionales de gobiernos, la esfera económica y la ciencia. Llegan a decir que en 2004 los científicos confirmaron la existencia, con un 94% de probabilidades, de que el mundo sería destruido en 2012. Es cierto que lleva la firma de Sony Pictures, pero qué apostamos a que más de uno se lo ha tragado.
Esta técnica de marketing viral, llamada así porque se expande como los virus informáticos, no es inocente. Busca resultados económicos bajo una mentira, pero sus efectos no son sólo hacernos quedar como tontos, sino que confunden a muchas personas y pueden generar temores innecesarios. Hace unas semanas, una compañía telefónica utilizaba una técnica parecida, muy controvertida por sus implicaciones éticas, para darse a conocer. Y bien que lo consiguió. Difundióel bulo de que un meteorito había caído en Letonia. Por unas horas, todos lo creímos, los medios de comunicación los primeros, e incluso se movilizaron bomberos, policía y científicos hasta el lugar de los hechos. Pero eso no es lo peor que puede pasarnos. Si tuviera un familiar viviendo cerca del lugar del impacto, ¿no se sentiría preocupado?


jueves, 16 de agosto de 2012

Los cinco mayores fraudes científicos que llegamos a creernos.

Los cinco mayores fraudes científicos que llegamos a creernos



En 2009, el investigador surcoreano Hwang Woo-suk fue condenado a dos años de cárcel en suspensión (no irá a prisión, pero será vigilado por las autoridades) por cometer uno de los mayores fraudes de la historia de la ciencia. Woo-suk y su equipo engañaron al mundo en 2004 al anunciar que habían conseguido clonar por primera vez embriones humanos. La comunidad científica dio por buena y aplaudió la asombrosa noticia, que fue publicada en la revista Science, una de las más prestigiosas, de lo que los medios de comunicación de todo el planeta se hiciero eco de inmediato con entusiasmo. Pero era mentira.

El montaje del equipo surcoreano no es el primero de este tipo. Otras investigaciones que en un principio fueron presentadas como pioneras han resultado al final un burdo invento. ¿Qué lleva a un científico a arriesgar su carrera de semejante forma? En muchos casos hay detrás un afán excesivo de notoriedad, el deseo de obtener resultados a toda costa -en ocasiones alimentado por la presión institucional o económica- y un evidente desprecio al juego limpio. Estos científicos que deshonran su profesión tienen la ventaja de jugar con la credulidad y la falta de información del público, que nos tragamos el cuento hasta que otros expertos levantan la alfombra y sólo encuentran polvo. En las siguientes líneas reseñamos cinco de los mayores bulos científicos de la Historia. Han sido escogidos por su originalidad y por el escándalo que causaron, aunque existen muchos más.
Los cinco mayores fraudes científicos que llegamos a creernos
Charles Dawson, con el falso cráneo / ABC


-El Hombre de Piltdown, un basto «eslabón perdido»:
El fraude del Hombre de Piltdown es para echarse las manos a la cabeza, porque no puede ser más descarado, pero se mantuvo durante décadas. En 1912 aparecieron en Sussex, Inglaterra, unos fragmentos de un supuesto cráneo humano y de una mandíbula de aspecto simiesco que, unidos, parecían pertenecer a una especie desconocida. Se llegó a decir que era el «eslabón perdido» entre el hombre y el mono. En realidad, era una falsificación formada por la mandíbula de un orangután, un cráneo humano medieval y algunos dientes de chimpancé. Los dientes habían sido limados para darles apariencia humana, y envejecidos en una solución de hierro y ácido crómico. Unas pruebas científicas desvelaron el timo... ¡en 1949! Se dice que el «padre» de la idea fue el médico y paleoantropólogo aficionado Charles Dawson, aunque también se sospecha de Arthur Conan Doyle, el autor de Sherlock Holmes, y el jesuita Pierre Teilhard de Chardin.

-Vestigios arqueológicos «de quita y pon»:
El arqueólogo japonés Sinichi Fujimura la montó gorda. Pese a haberse ganado con anterioridad el prestigio internacional por descubrir las cerámicas más antiguas de su país, de unos 40.000 años, en 2000 aseguró haber encontrado cerca de la localidad de Tsukidate utensilios y agujeros que soportaban pilares de 600.000 años, lo que demostraba la presencia humana en el archipiélago en aquella época. Nada de eso. El científico colocaba de madrugada los artefactos prehistóricos que desenterraban sus colaboradores durante el día. Unos reporteros le pillaron con las manos en la masa. El especialista lloró su culpa públicamente y aseguró que «el diablo» le impulsó a hacerlo.
Los cinco mayores fraudes científicos que llegamos a creernos
El «eslabón perdido» entre aves y dinosaurios / Reuters


-Mitad ave, mitad dinosaurio:
Otro fraude que no deja en buen lugar a los paleontólogos. Se llamaba Archaeoraptor liaoningensis, un dinosaurio con alas que se ganó la portada delNational Geographic por ser el supuesto «eslabón perdido» entre los dinosaurios y la aves. Fue encontrado en China en los años 90 y tenía un aspecto magnífico: preciosa alas emplumadas y cola de dinosaurio. Toda una fantasía animal. Un escáner demostró poco después que el dinosaurio original era un pequeño carnívoro, el «Microraptor zhaoianus», al que se habían trasplantado partes de un ave, denominada «Yanornis martini».

-Un sapo con tinta en el cuerpo:
Paul Kammerer, uno de los biólogos más importantes de la primera mitad del siglo XX y al que se le conocía como el nuevo Darwin, creía firmemente que las habilidades de los animales se pasan a sus descendientes y se empeñó en demostrarlo. El vienés habituó a los sapos parteros a aparearse en el agua (como lo hacen las ranas). Resulta que, en esas circunstancias, a los machos les salen unas diminutas espinas en sus patas traseras para agarrarse mejor a la espalda mojada de las hembras. Kammerer aseguraba que a la progenie de estos sapos les salían las mismas espinitas, una investigación que echaba por tierra la teoría de la evolución y que se mereció su publicación en Nature. Un colega descubrió que las características de los sapos no eran naturales y que Kammerer les había inyectado tinta china en sus patas. El biólogo no pudo soportar la vergüenza y se pegó un tiro.
-La falsa clonación humana:
El científico surcoreano Hwang Woo Suk anunció en 2005 que había obtenido células madre de embriones humanos clonados de diversos pacientes. El descubrimiento fue recibido con los brazos abiertos por una buena parte de la opinión pública, pues suponía una nueva vía para el tratamiento de enfermedades como el parkinson, el alzheimer o la diabetes. Woo Suk se convirtió en un héroe en su país y recibió honores de la comunidad científica. Sin embargo, en enero de 2006 una comisión de investigación de la Universidad de Seúl confirmó que la eminencia mundial había falsificado los resultados de sus experimentos y que nunca existieron tales células madres conseguidas de pacientes específicos. El propio científico, que llegó a ser director del primer banco mundial de células tras el engaño, admitió haber falsificado algunos datos. El caso del «doctor clon» provocó tal polvareda que Corea del Sur prohibió la investigación con células madre embrionarias hasta marzo de 2007. Hace tan sólo unos días fue encontrado culpable por las autoridades y condenado a dos años de cárcel en suspensión.

viernes, 10 de agosto de 2012

Memoria y emociones, ¿están relacionados?




Todos hemos percibido en momentos de estrés como nuestra capacidad de reacción o de toma de decisiones no es la habitual. El estrés condiciona en esos momentos algunas de nuestras capacidades. En esa misma línea las emociones pueden afectar al control de nuestro organismo.

Investigadores de la Universidad de Educación a Distancia (UNED) han determinado la estrecha relación que existe entre emociones y recuerdo.

Y es que en algún momento de nuestra vida hemos valorado como nuestro estado de ánimo nos hace ver las cosas de una u otra manera. Se hace realidad el popular refrán, “nada es verdad o mentira, todo es del color del cristal con que se mira”. De forma que la percepción de las cosas queda influida por el estado de ánimo, al igual que puede quedar sesgada por otros muchos motivos.

En el estudio que los Dres. Vicent Blai y Enrique García recogen en la revista Psicothema, se profundiza en la influencia que tiene la emoción en los recuerdos, concretamente en el recuerdo de palabras.

En el estudio intervinieron 59 personas, todas ellas estudiantes de la UNED, de las cuales 23 fueron hombres y 36 mujeres, y con edades comprendidas entre los 18 y 64 años. Los sujetos de estudio se sometieron a un cuestionario mediante el cual se evaluaba su predisposición emocional. Posteriormente los individuos se asignaron a diferentes grupos según la predisposición emocional y se les enseñó una lista de palabras, después de la cual se inducía un estado emocional a través del visionado de una película de corta duración.

Después de todo el procedimiento relatado, los investigadores evaluaban la influencia emoción-memoria a través de sendos formularios en los que los participantes debían escribir las palabras de la lista que vieron antes de las películas.

Los resultados del test mostraron que aquellas palabras con valor afectivo (positivo o negativo) son recordadas más que las palabras que no tienen carga emocional. Además, las mujerespresentaron mayor capacidad de recuerdo, fundamentalmente de aquellas palabras ligadas a emociones negativas. Sin embargo en términos generales, el estudio destierra la posible relación entre emoción y recuerdo sesgado. Aunque ciertamente las mujeres recuerdan más y mejor las palabras con valor negativo, independientemente de su estado de predisposición emocional, la inducción de un estado de ánimo no hace que éstas recuerden preferencialmente un tipo de palabras u otro.

Los propios autores recogen en el estudio que “Los menos optimistas estarían más influenciados por el estado emocional negativo que los más optimistas, pero ésta no se corrobora en la prueba de recuerdo, por lo que podría ser debida a otros factores”.

Serán necesarios más estudios que ahonden en la relación entre memoria y emoción para tratar de caracterizarla más profusamente.

Referencias.

Psicothema. 2012 May;24(2):199-204.

Is an optimistic memory less easily influenced by negative than by positive emotions?

Beneyto Molina VB, Fernández-Abascal EG.

Centro Asociado de Alzira-Valencia, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 46600 Alzira, Spain. vbbeneyto@valencia.uned.es

Artículo publicado para el máster de la UNED de Periodismo Científico y Comunicación Científica